Tenía orden de captura desde hace dos años. Cuando lo detuvieron, tenía un documento de identidad falso. Fue miembro de las patotas del Banco y el Olimpo, donde era conocido por el apodo de Nito.
Por Adriana Meyer
A sus sesenta años, Gerardo Jorge Arráez, imputado por crímenes de lesa humanidad, tuvo la energía y los recursos suficientes para permanecer dos años prófugo de la Justicia. Sin embargo, el lunes mientras caminaba cerca de su casa fue detenido por la Policía de Seguridad Aeroportuaria, que le secuestró un DNI con una identidad falsa. Ayer este ex oficial de la Policía Federal y represor del centro clandestino Olimpo fue indagado por el juez federal Daniel Rafecas, quien investiga los delitos cometidos por represores del Primer Cuerpo de Ejército. Arráez, alias Nito, está acusado como coautor de secuestros y torturas de 285 víctimas que permanecieron cautivas en los centros Banco y Olimpo, y su participación necesaria en el homicidio de 19 personas que el 6 de agosto de 1978 fueron “trasladadas” desde el Olimpo, para su seguro e inmediato homicidio. Durante la indagatoria fue asistido por su defensor, el ex juez Francisco Trovato, condenado en 1999 por cohecho agravado, en el sonado escándalo del placard, e inhabilitado de por vida para ejercer cargos públicos, pero no así la profesión de abogado.
Arráez, de 64 años, fue hallado por personal de la PSA, tras haberse fugado en 2012. El Ministerio de Justicia había ofrecido una recompensa de 100 mil pesos para quien colaborara con datos para su detención. Fuentes del caso aseguraron a Página/12 que no ofreció ningún tipo de resistencia. Al momento de ser aprehendido, el represor tenía en su poder un documento de identidad falso, con una foto suya, pero a nombre de Jorge Alberto Rodríguez, clase 1953. Por este hecho, el juez Rafecas ordenó que se investigue el delito de falsificación de documento público destinado a acreditar la identidad de las personas.
Hasta su detención, Arráez ejercía la profesión de abogado, pero a fines de los años ’70 ostentaba el cargo de oficial inspector de la Policía Federal, con destino en el Departamento Situación Subversiva de Coordinación Federal. En los campos de exterminio Banco y Olimpo habría utilizado el apodo Nito, según una de las testigos sobrevivientes que declaró en la causa. Arráez sacaba fotos a las detenidas luego de la tortura y esas imágenes reflejaban los episodios aberrantes que sufrían las víctimas. Los testimonios también relatan que exhibía un exagerado apego al culto católico, a tal punto que las víctimas recordaron que el tal Nito fue quien se encargó de montar una suerte de capilla en el interior del centro clandestino, donde colocó la imagen de una Virgen y cerca de ella un cartel que decía “Olimpo, el lugar de los dioses”.
Una vez que culminó la declaración indagatoria, el represor fue derivado a la cárcel de Marcos Paz y en diez días el juez Rafecas deberá resolver su situación procesal.
Los delitos cometidos en el denominado circuito represivo ABO, que incluye los centros clandestinos Atlético, Banco y Olimpo, ya cuentan con 25 represores condenados y otros diez cuyos casos están a punto de ser elevados a juicio oral. En cambio, la causa de Arráez recién comienza, a pesar de haber estado imputado desde el inicio, porque pudo mantenerse en la clandestinidad hasta ahora.
Por Adriana Meyer
A sus sesenta años, Gerardo Jorge Arráez, imputado por crímenes de lesa humanidad, tuvo la energía y los recursos suficientes para permanecer dos años prófugo de la Justicia. Sin embargo, el lunes mientras caminaba cerca de su casa fue detenido por la Policía de Seguridad Aeroportuaria, que le secuestró un DNI con una identidad falsa. Ayer este ex oficial de la Policía Federal y represor del centro clandestino Olimpo fue indagado por el juez federal Daniel Rafecas, quien investiga los delitos cometidos por represores del Primer Cuerpo de Ejército. Arráez, alias Nito, está acusado como coautor de secuestros y torturas de 285 víctimas que permanecieron cautivas en los centros Banco y Olimpo, y su participación necesaria en el homicidio de 19 personas que el 6 de agosto de 1978 fueron “trasladadas” desde el Olimpo, para su seguro e inmediato homicidio. Durante la indagatoria fue asistido por su defensor, el ex juez Francisco Trovato, condenado en 1999 por cohecho agravado, en el sonado escándalo del placard, e inhabilitado de por vida para ejercer cargos públicos, pero no así la profesión de abogado.
Arráez, de 64 años, fue hallado por personal de la PSA, tras haberse fugado en 2012. El Ministerio de Justicia había ofrecido una recompensa de 100 mil pesos para quien colaborara con datos para su detención. Fuentes del caso aseguraron a Página/12 que no ofreció ningún tipo de resistencia. Al momento de ser aprehendido, el represor tenía en su poder un documento de identidad falso, con una foto suya, pero a nombre de Jorge Alberto Rodríguez, clase 1953. Por este hecho, el juez Rafecas ordenó que se investigue el delito de falsificación de documento público destinado a acreditar la identidad de las personas.
Hasta su detención, Arráez ejercía la profesión de abogado, pero a fines de los años ’70 ostentaba el cargo de oficial inspector de la Policía Federal, con destino en el Departamento Situación Subversiva de Coordinación Federal. En los campos de exterminio Banco y Olimpo habría utilizado el apodo Nito, según una de las testigos sobrevivientes que declaró en la causa. Arráez sacaba fotos a las detenidas luego de la tortura y esas imágenes reflejaban los episodios aberrantes que sufrían las víctimas. Los testimonios también relatan que exhibía un exagerado apego al culto católico, a tal punto que las víctimas recordaron que el tal Nito fue quien se encargó de montar una suerte de capilla en el interior del centro clandestino, donde colocó la imagen de una Virgen y cerca de ella un cartel que decía “Olimpo, el lugar de los dioses”.
Una vez que culminó la declaración indagatoria, el represor fue derivado a la cárcel de Marcos Paz y en diez días el juez Rafecas deberá resolver su situación procesal.
Los delitos cometidos en el denominado circuito represivo ABO, que incluye los centros clandestinos Atlético, Banco y Olimpo, ya cuentan con 25 represores condenados y otros diez cuyos casos están a punto de ser elevados a juicio oral. En cambio, la causa de Arráez recién comienza, a pesar de haber estado imputado desde el inicio, porque pudo mantenerse en la clandestinidad hasta ahora.
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