La Secretaría de Derechos Humanos halló fotocopias de seis historias clínicas de víctimas de las torturas durante la dictadura militar en La Pampa que el Tribunal Oral Federal había pedido al Hospital Dr. Lucio Molas.
Desde ese nosocomio informaron que esos documentos se perdieron debido a que el depósito se anegó durante la inundación de marzo de este año. Se temió que los jueces no pudieran contar con esas pruebas durante el juicio contra los represores pampeanos que se iniciará el 2 de agosto.
Sin embargo, el secretario Rubén Funes anunció ayer que encontró las fotocopias entre los diez cuerpos de fotocopias del expediente administrativo que se realizó a partir del año ‘83 para investigar la represión ilegal en la provincia. Dos empleados revisaron durante todo el día el voluminoso expediente de más de 2.700 fojas. En el día de hoy, la documentación se entregará al Tribunal Oral Federal.
Las históricas clínicas habían sido solicitadas en su momento por el sumariante, el comisario Timoteo Trohuill, a la Dirección del Molas. Hasta ayer, se encontraron las copias de la historias clínicas de Héctor Zolecio (más de 20 hojas), Rodolfo De Diego, Justo Roma, Julián Florez, Alberto Cuevas y María Zulema Arizo (la docente de Pasos de los Algarrobos, secuestrada y detenida durante tres meses).
Estas personas fueron derivadas desde la Seccional Primera, donde permanecían detenidas ilegalmente y sufrieron torturas, fueron sometidas a sesiones de picana eléctrica.
El Tribunal había pedido la documentación de Zolecio y de Ana Martínez, pero hasta ayer las copias de la mujer no habían aparecido. El caso generó un gran malestar en la Justicia y entre las víctimas. La Dirección del hospital dijo que el archivo se destruyó por la inundación del 8 de marzo, cuando cayeron casi 200 milímetros en Santa Rosa y se anegaron diferentes sectores del Molas.
El Tribunal Oral Federal le pidió el 22 de febrero al Molas las historias clínicas de Ana María Martínez y de Héctor Zolecio y también el nombre de los médicos que los atendieron. Sin embargo, los oficios no fueron respondidos a tiempo. En abril, finalmente, avisaron desde el centro de salud que se había destruido el archivo, hasta el año 1995.
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