A los 76 años, falleció el represor Perdo Durán Saénz
Por Adrián Pérez
Abogados y fiscales de la causa El Vesubio coinciden en caracterizar a Pedro Durán Sáenz como un hombre perverso, sádico y violador. Ayer falleció a los 76 años, por una afección respiratoria. El ex coronel del Ejército será recordado por haber sometido a detenidas y convertirlas en sus esclavas sexuales, obligándolas, incluso, a convivir con él en una casa ubicada en el centro clandestino. Por esos sinsentidos de la Justicia, esperaba su sentencia en libertad. Hoy comienzan los alegatos de los abogados defensores en el juicio por la Causa Vesubio, pero no habrá tiempo para que el jerarca de aquel centro clandestino haga frente a las acusaciones que pesaban sobre él. Tampoco se lo verá sosteniendo un rosario entre las manos en la sala de audiencias de Comodoro Py.
“Esto demuestra lo dificultosos que son estos procesos de conseguir justicia, porque (Durán Sáenz) muere impune y libre mientras algunas víctimas no pudieron viajar al país porque no querían enfrentarlo en libertad”, dijo el fiscal de la causa El Vesubio, Félix Crous, en diálogo con Página/12. Crous se enteró del fallecimiento de Durán Sáenz en la tarde de ayer y le pidió al Tribunal Oral Federal 4 que remitiera el cuerpo a la morgue y se secuestrara la historia clínica del sanatorio donde murió el ex coronel.
Rodrigo Borda, abogado querellante del CELS, destacó que si bien la cuestión procesal estaba resuelta y se iba a utilizar el sistema de videoconferencia para que Durán Sáenz escuchara la sentencia del juicio, “es preocupante que muera sin ser condenado. Dispusimos avisarles a los sobrevivientes de su fallecimiento”, concluyó.
Uno de los testimonios más desgarradores sobre el accionar de Durán Sáenz fue el que aportó Elena Alfaro, en 1985, durante el Juicio a las Juntas: “Estábamos a merced de cualquier fuerza o cualquier hombre que estuviera ahí, salvo, por supuesto, los detenidos que no harían una cosa por el estilo –contó Alfaro, hoy radicada en el exterior– . Sé del caso de Graciela Moreno, una de las detenidas que fue violada mientras estaba en las duchas. De Elsa, de María del Pilar García, que también fue violada. El ser violada ahí era muy corriente”.
Alfaro relató un instante que pinta al ex coronel de cuerpo entero. Durán Sáenz había tenido problemas con una joven que se llamaba Silvia y a la que habían traído de otro centro clandestino, junto con Elena de Quilmes, y con una chica a quien le decían Tana. En la jefatura de El Vesubio esas tres mujeres fueron sometidas por el militar (su apodo era Delta). En la noche del 20 de junio, esa jefatura se mudó al Centro de Reunión de Información que funcionaba en el Regimiento de Infantería de La Tablada. Alfaro, embarazada de cuatro meses, también fue trasladada. Durán Sáenz la llevó a una pieza ubicada en el puesto de inteligencia y la violó.
Por Adrián Pérez
Abogados y fiscales de la causa El Vesubio coinciden en caracterizar a Pedro Durán Sáenz como un hombre perverso, sádico y violador. Ayer falleció a los 76 años, por una afección respiratoria. El ex coronel del Ejército será recordado por haber sometido a detenidas y convertirlas en sus esclavas sexuales, obligándolas, incluso, a convivir con él en una casa ubicada en el centro clandestino. Por esos sinsentidos de la Justicia, esperaba su sentencia en libertad. Hoy comienzan los alegatos de los abogados defensores en el juicio por la Causa Vesubio, pero no habrá tiempo para que el jerarca de aquel centro clandestino haga frente a las acusaciones que pesaban sobre él. Tampoco se lo verá sosteniendo un rosario entre las manos en la sala de audiencias de Comodoro Py.
“Esto demuestra lo dificultosos que son estos procesos de conseguir justicia, porque (Durán Sáenz) muere impune y libre mientras algunas víctimas no pudieron viajar al país porque no querían enfrentarlo en libertad”, dijo el fiscal de la causa El Vesubio, Félix Crous, en diálogo con Página/12. Crous se enteró del fallecimiento de Durán Sáenz en la tarde de ayer y le pidió al Tribunal Oral Federal 4 que remitiera el cuerpo a la morgue y se secuestrara la historia clínica del sanatorio donde murió el ex coronel.
Rodrigo Borda, abogado querellante del CELS, destacó que si bien la cuestión procesal estaba resuelta y se iba a utilizar el sistema de videoconferencia para que Durán Sáenz escuchara la sentencia del juicio, “es preocupante que muera sin ser condenado. Dispusimos avisarles a los sobrevivientes de su fallecimiento”, concluyó.
Uno de los testimonios más desgarradores sobre el accionar de Durán Sáenz fue el que aportó Elena Alfaro, en 1985, durante el Juicio a las Juntas: “Estábamos a merced de cualquier fuerza o cualquier hombre que estuviera ahí, salvo, por supuesto, los detenidos que no harían una cosa por el estilo –contó Alfaro, hoy radicada en el exterior– . Sé del caso de Graciela Moreno, una de las detenidas que fue violada mientras estaba en las duchas. De Elsa, de María del Pilar García, que también fue violada. El ser violada ahí era muy corriente”.
Alfaro relató un instante que pinta al ex coronel de cuerpo entero. Durán Sáenz había tenido problemas con una joven que se llamaba Silvia y a la que habían traído de otro centro clandestino, junto con Elena de Quilmes, y con una chica a quien le decían Tana. En la jefatura de El Vesubio esas tres mujeres fueron sometidas por el militar (su apodo era Delta). En la noche del 20 de junio, esa jefatura se mudó al Centro de Reunión de Información que funcionaba en el Regimiento de Infantería de La Tablada. Alfaro, embarazada de cuatro meses, también fue trasladada. Durán Sáenz la llevó a una pieza ubicada en el puesto de inteligencia y la violó.
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