El coronel retirado Angel Raúl Portillo, ex jefe del Destacamento de Inteligencia 123 de Paso de los Libres durante la última dictadura, fue condenado ayer a 16 años de prisión por el secuestro del estudiante y militante correntino Héctor Eduardo “Pata” Acosta en 1976.
El Tribunal Oral Federal de Corrientes aplicó la misma pena que habían solicitado los querellantes pero no revirtió el lugar de detención del condenado, que seguirá encerrado en su casa. “Estamos satisfechos, era lo que esperábamos aunque la pena por desaparición forzada es menor a lo que debiera ser por la irreparabilidad del daño causado”, reflexionó el abogado Mario Bosch, querellante en representación de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Por problemas de salud, el general Ramón Díaz Bessone fue excluido del proceso y de una condena segura. El que terminó ayer es el cuarto juicio por delitos de lesa humanidad de Corrientes.
Acosta tenía 20 años, era el presidente del Centro de Estudiantes de la Escuela Normal Regional de Paso de los Libres y militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Fue secuestrado de su casa en la madrugada del 22 de marzo de 1976 por miembros del destacamento de inteligencia que encabezaba Portillo. Trasladado al Escuadrón 7 de Gendarmería, se sabe que fue torturado y que allí mismo habría sido asesinado. Los militares hicieron desaparecer su cuerpo.
Durante el proceso, el acusado llegó a las audiencias en remís y se colocó un cuello ortopédico después de entrar a la sala. “No cometí delitos ni ordené detenciones de personas”, dijo ayer al hacer uso de sus últimas palabras. El tribunal que integran Víctor Alonso, Lucrecia Rojas de Badaró y Fermín Ceroleni llegó a la conclusión opuesta: lo condenó por el secuestro de Acosta y como partícipe de una asociación ilícita. La pena es mayor a la solicitada por el Ministerio Público, representado por los fiscales Juan Martín García y Flavio Ferrini, que no lo acusaron por asociación ilícita y habían pedido sólo seis años de cárcel.
“Estamos satisfechos con la sentencia. Después de tantos años de esperar, seguimos juntos y en la lucha”, dijo Carlos Acosta. “Mi hermano participó en la lucha por justicia, esa justicia que ahora tiene el reo y que mi hermano no tuvo”, recordó. “Ahora seguiremos luchando para saber dónde está mi hermano”, concluyó. “Seguiremos investigando, queremos encontrarlo, la lucha continúa”, reflexionó Silvia, otra de sus hermanas. Bosch destacó que el represor “fue juzgado con todas las garantías y eso consolida el Estado de Derecho”. “La desaparición forzada de personas es un eufemismo porque lo mataron y por eso la pena de 16 años sabe a poco”, admitió.
Acosta tenía 20 años, era el presidente del Centro de Estudiantes de la Escuela Normal Regional de Paso de los Libres y militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Fue secuestrado de su casa en la madrugada del 22 de marzo de 1976 por miembros del destacamento de inteligencia que encabezaba Portillo. Trasladado al Escuadrón 7 de Gendarmería, se sabe que fue torturado y que allí mismo habría sido asesinado. Los militares hicieron desaparecer su cuerpo.
Durante el proceso, el acusado llegó a las audiencias en remís y se colocó un cuello ortopédico después de entrar a la sala. “No cometí delitos ni ordené detenciones de personas”, dijo ayer al hacer uso de sus últimas palabras. El tribunal que integran Víctor Alonso, Lucrecia Rojas de Badaró y Fermín Ceroleni llegó a la conclusión opuesta: lo condenó por el secuestro de Acosta y como partícipe de una asociación ilícita. La pena es mayor a la solicitada por el Ministerio Público, representado por los fiscales Juan Martín García y Flavio Ferrini, que no lo acusaron por asociación ilícita y habían pedido sólo seis años de cárcel.
“Estamos satisfechos con la sentencia. Después de tantos años de esperar, seguimos juntos y en la lucha”, dijo Carlos Acosta. “Mi hermano participó en la lucha por justicia, esa justicia que ahora tiene el reo y que mi hermano no tuvo”, recordó. “Ahora seguiremos luchando para saber dónde está mi hermano”, concluyó. “Seguiremos investigando, queremos encontrarlo, la lucha continúa”, reflexionó Silvia, otra de sus hermanas. Bosch destacó que el represor “fue juzgado con todas las garantías y eso consolida el Estado de Derecho”. “La desaparición forzada de personas es un eufemismo porque lo mataron y por eso la pena de 16 años sabe a poco”, admitió.
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